La mamá de Keyla dice que uno de los mejores días que tuvo su hija fue la celebración de su último cumpleaños, en el que comieron pizza y queque. En el Hogar Seguro Virgen de la Asunción en Guatemala –donde Keyla estaba internada– la comida la servían con gusanos o cruda.
La mamá de Keyla también dice que una vez un policía del Hogar Seguro "le pegó (a Keyla) una patada en el estómago porque él quería aprovecharse de ella pero ella no se dejó".
Dice que su hija ingresó al centro porque después de que se divorció del papá de Keyla, la muchacha cambió el comportamiento.
Dice que dentro del Hogar Seguro obligaron a su hija a que se tatuara. Dice que gracias a esto la pudo reconocer, después de que el cuerpo de Keyla prendiera en llamas dentro de un salón en el Hogar Seguro mientras protestaba por su libertad.
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Según explica The New York Times, en el Hogar Seguro "viven, en distintas áreas y sin protocolos claros de atención diferenciada, niños huérfanos o abandonados, víctimas de trata o de violencia intrafamiliar, menores en conflicto con la ley (algunos inculpados por extorsión o asesinato) y miembros de pandillas cuyos padres decidieron que no tenían la capacidad para hacerse cargo. El 90 %de los habitantes del hogar tienen padres o familiares cercanos, pero están internados por orden judicial". En algunos casos, para poder recuperar a sus hijos, los padres deben cancelar una "multa", sin embargo, no siempre el dinero alcanza.
El Hogar Seguro cuenta con un personal no capacitado para lidiar con los menores problemáticos. Por eso las medidas que utilizaban –en su mayoría– para controlarlos se derivaban de la violencia y el abuso de poder.
Por eso, clama hoy la sociedad guatemalteca, pasó lo que pasó.
Fuego de auxilio
El 9 de marzo Guatemala despertó con estos enunciados: "Asciende a 37 el número de menores fallecidas en Guatemala". "Muere otra niña y suman 38 las fallecidas en incendio en Guatemala". "Sexto día de manifestaciones por las 40 niñas muertas en Guatemala". "Las 43 niñas de Guatemala".
La noche anterior, el miércoles 8, se conmemoraba el Día Internacional de la Mujer. En Guatemala –y en otras partes del mundo– millones marcharon para mantener viva la lucha sobre los derechos reproductivos de la mujer, denunciar el acoso callejero y detener el enorme peso que ejerce sobre la mujer el patriarcado, entre otros temas. Ese miércoles también se cantó con tonadas provenientes del hígado y del corazón: 'Ni una menos'. El lema detrás de un movimiento de protesta que está contra la violencia hacia las mujeres y el femicidio.
Mientras esas palabras resonaban por calles y avenidas en todo el orbe, dentro del Hogar Seguro Virgen de la Asunción, 60 niñas permanecían encerradas bajo llave en un cuarto. Las menores, junto con otros chicos que estaban internados en el Hogar Seguro, se habían tratado de fugar la noche anterior. La Policía Nacional Civil (PNC) fue por ellos.
Nómada, medio de comunicación guatemalteco, pudo conversar con una de las chicas que trató de escapar. Su identidad está protegida por su condición de menor de edad: "Me atrapó (un policía) y me dijo que me pusiera de rodillas, manos en la cabeza, me puso la pistola en la cabeza. Me dijo que a él no le importaba que fuera mujer ni que fuera menor de edad. Nos capturaron y nos llevaron nuevamente al hogar".
A las niñas las encerraron en un cuarto con colchonetas y a los chicos en un auditorio. El Hogar Seguro ya no quería atender más a ese grupo que se había tratado de escapar, y por eso no los devolvieron a su habitación, mientras valoraban qué hacer con ellos.
"Como a eso de la 1 de la mañana, nos entraron a un salón de la escuela. Luego, nos colocaron unas colchonetas, no nos llevaron con qué nos tapáramos, dormimos al aire libre, solo en las colchonetas, nada más. Un grupo de agentes de la PNC mujeres, nos encerraron bajo llave y nos estaban cuidando".
Otra joven sobreviviente que habló con Nómada, declaró: "A eso de las 7 (de la mañana del miércoles) nos despertaron. Nos llevaron el desayuno, desayunamos tranquilas, todo bien, sin imaginar lo que iba a pasar en ese momento. Pedimos a los policías que por favor nos llevaron al baño y los policías no querían dejarnos salir. Dijeron que nos pudriéramos. Mis compañeras, con las mismas colchonetas, hicieron una minicasita y ahí hicieron sus necesidades".
También una niña que logró salir viva contó que ella se encontraba dentro del centro porque intentaba sacar a su hermana menor, y no quería que la trasladaran a otro lugar. Cuando la policía siguió rehusándose a llevar a las menores al baño, ellas se alteraron. Y según cuenta Nómada, rompieron vidrios, y algunas se hirieron con los cristales rotos.
Lo que estaba ocurriendo, como se sabe hoy, era la antesala del infierno.
De acuerdo con reseñas de agencias y medios locales, la tragedia se decantó en el momento en que una de las jóvenes retenidas encendió fuego a una colchoneta.
Los testimonios de las sobrevivientes son surreales.
Una de las niñas, por ejemplo, contó que vio cómo una de sus compañeras ardía en llamas.
"Se estaba quemando, me pidió ayuda. Fue cuando me desmayé, ya no pude ver nada. Cuando desperté, hice todo lo que pude para levantarme y caminar, pero luego las policías me empezaron a pegar, viendo de que yo me estaba quemando y ahogando", detalló la niña.
Las sobrevivientes relatan que aún cuando gritaban y pedían a las agentes que las salvaran, estas no abrieron la puerta.
"Pedimos auxilio y una de las agentes dijo: que sufran esas desgraciadas, que así como habíamos sido buenas para fugarnos, que fuéramos buenas para aguantar el dolor".
Los niños se percataron del incendio y lograron salir del auditorio. Un adolescente relató que cuando trataron de ayudar a sus compañeras, la policía se los prohibió.
"Como a las 8:30 (de la mañana del 8 de marzo) empezamos a oler a quemado y no sé ni cómo abrimos la puerta del auditorio (que también estaba bajo llave) para ir a ayudarlas porque se estaban quemando. Pero los policías nos nos dejaron ayudarlas y nos empezaron a pegar".
¿Hogar seguro?
En 2010 el Hogar Seguro Virgen de la Asunción abrió sus puertas. Se encuentra bajo la administración de la Secretaría de Bienestar Social (SBS), siendo el Poder Ejecutivo el responsable de velar por la integridad del más de medio millar de adolescentes que –en teoría– no tenían otro lugar más seguro donde vivir.
De acuerdo con la SBS, en el Hogar Seguro se recibía "niñez y adolescencia de 0 a 18 años. Víctimas de violencia física, psicológica y sexual, discapacidad leve, abandono, niñez en situación de calle, problemática adictiva, víctimas de trata y explotación sexual comercial, laboral, económica y adopciones irregulares".
Después del incendio, el jueves 9, el exjefe de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia, y director del Hogar Seguro, Carlos Rodas, ofreció una conferencia para esclarecer lo sucedido.
"Los adolescentes estaban sancionados por extorsión. Las niñas tenían objetos punzocortantes escondidos en el pelo. Agotamos el diálogo con las niñas. No podíamos aceptar un informe que dice que ese lugar es un gallinero en donde se tortura a los niños".
Además, agregó que consideraba como causa del amotinamiento que a las niñas no les gustaba la comida, y aseguró que no hubo negligencia. También, dejó claro que no iba a presentar su renuncia, y agregó:
"El Presidente (Jimmy Morales) ordenó anoche a la policía que encontrara y regresara a los 60 adolescentes fugados. El problema es que los jueces mezclan a los niños que han cometido delitos con niños abandonados por sus familias. Pedimos al Ministerio Público que investigue pero no responsabilizamos directamente a nadie. El Presidente no vino a la conferencia porque está atendiendo asuntos urgentes de la nación. Se termina esta conferencia de prensa".
Sin embargo, la actitud indolente y arrogante de Rodas, muy pronto le explotaría en la cara cuando los medios empezaron a hablar de que desde hace años existían denuncias contra el centro, las cuales nunca fueron atendidas.
Otro incendio enorme en contra de funcionarios estatales, encabezados por el mismo Presidente, empezaba a gestarse.
Las denuncias
Desde 2013 el Hogar Seguro acumulaba denuncias de violencia sexual por parte de los oficiales que trabajan ahí y entre los mismos menores. Después del incendio en el Hogar, la Procuraduría de los Derechos Humanos de Guatemala pidió a la Comisión de Derechos Humanos que le exija al Estado de Guatemala "la adopción de medidas de protección necesarias para garantizar la vida e integridad personal de los niños, niñas y adolescentes". En el informe redactado por la Comisión, el 12 de marzo, la Procuraduría asegura que en el Hogar Seguro, los menores están expuestos a múltiples factores de riegos: "hacinamiento, hechos de violencia, y deficientes condiciones de habilidad ante la falta de supervisión adecuada por parte del Estado".
Además, la Procuraduría determinó que los menores del centro son enviados por órdenes de jueces, en escenarios de vulnerabilidad: son niños o niñas provenientes de hogares con padres y madres con problemas de adicción, violencia intrafamiliar, y situaciones de abandono.
Pero aparte de estas medidas cautelares que pide la Procuraduría, también se habla sobre lo que sucedía dentro del Hogar, y lo cual por razones –todavía inciertas– pasaba inadvertido.
Uno de los reportes descritas en el informe del 12 de marzo, asegura que en 2013 "una adolescente con discapacidad fue agredida sexualmente por otras cinco jóvenes y no obstante la denuncia realizada, fue reingresada al mismo centro".
A estas alturas, documentos oficiales demuestran que las prácticas del Hogar Seguro estaban bajo la lupa: hace apenas mes y medio la Comisión –a través de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)–, pidió información sobre el Hogar a una comisión presidencial que nunca contestó.
También exigió conocer las medidas tomadas para proteger la vida de los menores, así como garantizar su acceso a servicios médicos del lugar.
Además, solicitó información sobre denuncias de trata de personas recibidas, pero tampoco hubo respuesta alguna dentro de los 15 días hábiles. Ni al día de hoy.
Las revelaciones sobre decenas de situaciones aberrantes se han acumulado en los medios guatemaltecos tras el incendio.
Por ejemplo, citan que el informe también habla sobre un caso acaecido el 19 de octubre de 2013, cuando una adolescente de catorce años fue presuntamente estrangulada por dos de sus compañeras del centro.
En 2015, la Procuraduría General de la Nación informó que entre mayo y octubre (de 2013) se reportaron 49 casos de fuga y señaló: "no puede descartarse que haya vínculos con trata de personas en la modalidad sexual y reclutamiento forzoso".
Además, en 2013 se realizó una inspección dentro del Hogar, la cual concluyó que allí vivían casi 800 menores, cuando la capacidad era de 400. Esto sin contar a las 340 personas que trabajan en diferentes turnos.
Otro señalamiento es que el centro nunca tomó medidas efectivas para evitar las fugas y se registraron maltratos hacia los menores por parte de los 'monitores' (personal encargado de cuidarlos).
En este caso, cada nueva revelación parece ser más dantesca que la anterior.
De las niñas sobrevivientes al incendio provocado en ese salón, nueve están embarazadas. Pero ninguna ingresó al Hogar en ese estado.
Por otro lado, la Secretaría de Bienestar Social de Guatemala cuenta con 28 denuncias de abuso sexual hacia las niñas dentro del Hogar, en especial contra un trabajador de nombre Joseph; un caso en juicio promovido por el Ministerio Público contra un profesor, y una sentencia contra un albañil que abusó de una niña con capacidades especiales.
Rostros del Hogar
El fuego mató a 40 niñas y dejó a 20 heridas, aproximadamente. Pero también dio una luz para aquellos testimonios que habían sido ignorados por años.
La Prensa Libre de Guatemala contó el caso de una joven que aseguró que el Hogar "era una pesadilla" y añadió: "Las cicatrices en mis brazos no se comparan con el sufrimiento que viví". A lo largo de sus brazos, la niña tiene líneas trazadas para siempre.
Su testimonio sobre las injusticias que vio, es escalofriante.
"Recuerdo que además de inyectarme algún tipo de sedante vi cómo asesinaron a una niña en el cuarto de castigo, sin dejar a un lado lo terrible que todos los días era comer con yodo. Recuerdo que cuando llegué las patojas (niñas) más viejas nos quitaban la comida y nuestras pertenencias. Las 'monitoras' nos obligaban a bañarnos con agua fría de los toneles y nos pegaban cuando nos portábamos mal. Había una que nos torcía la mano. A ella –'la monitora'– le decían 'Manita de coche'".
Agregó que aún tiene pesadillas sobre ese lugar. "La más recurrente es aquella noche que nos encerraron a un montón en el cuarto de castigo. Allí, a dos patojas les entró la locura y justificando un juego de güija atacaron a otra compañera. Cada vez que cierro los ojos vivo la misma escena. Las jóvenes le enrollaron una bufanda en el cuello a mi compañera y luego le enterraron unas tijeras. La vi morir".
Libres, al fin
Las niñas que sobrevivieron al fuego de ese miércoles se encuentran ubicadas en distintos hospitales de la capital de Guatemala. Las pacientes más graves fueron trasladadas a hospitales de Estados Unidos, lo más lejos posible de su Hogar Seguro. Cinco de ellas fueron transportadas al Hospital Shriners para Niños en Galveston (Texas), y otras dos fueron ingresadas al Hospital Shriners en Boston.
Una de las menores trasladada a Texas aseguró que se sentía triste, minutos antes de emprender el vuelo, porque no pudo viajar con ningún familiar.
"No va a venir ninguna familia conmigo y quiero que venga mi sobrina o mi hermana", dijo la niña.
Pero, a pesar de la distancia, Guatemala no las olvida.
Afuera de la Casa Presidencial, cuelga un letrero que reza: "Guatemala no es seguro".
La jueza de menores Verónica Galicia, una de las más populares de ese país, ha utilizado sus redes sociales para denunciar que las jóvenes han muerto "solas, olvidadas y violadas" por la inacción del gobierno.
Y afuera del centro, las voces que atravesaron esa tortura no se callan. "Nos violaban. Nos golpeaban. Nos obligaban a abortar (…). Lo único que hacían era pegarnos, matarnos de hambre, violarnos", gritaba una joven quien estuvo recluida durante 9 meses por fugarse de su casa junto a su hermano, y donde fue víctima de estos ataques, propinados por los trabajadores y las responsables del lugar.
Mientras la fiscalía investiga estas nuevas acusaciones, las autoridades también hacen las pesquisas para determinar quienes son los presuntos responsables de un incendio que se cree originaron las propias chicas para huir de un círculo de abusos continuos.
Por el momento, el Ministerio Público reportó la captura de tres exfuncionarios de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia. Se trata de quien dirigía la entidad, Carlos Rodas; Anahy Keller, subsecretaria; y Santos Torres, exdirector del Hogar Seguro Virgen de la Asunción.
El pueblo también ha mostrado su empatía con el caso. Centenares de guatemaltecos salieron a las calles a protestar por las niñas, y a exigir justicia y castigo para los responsables.
En la catedral metropolitana se cantó, una y otra vez: "No eran calladitas, por eso las mataron".
El Hogar Seguro sigue funcionando hasta hoy, a pesar del anuncio del presidente Jimmy Morales el 9 de marzo, en donde aseguró que el centro permanecería temporalmente cerrado.
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Los hermanos de Keyla, horas antes de que muriera, le pedían a su madre que fuera por su hermana porque la extrañaban para jugar.
Los vecinos de Keyla, días después de su muerte, cuentan que Keyla era una niña alegre, jovial, y contenta.
La familia de Keyla, asegura mientras velan un cuerpo calcinado, que lo único Keyla que pedía era regresar de nuevo a casa.